17 de julio de 2022

¡A la Madonna!

   Por supuesto que sabía que este sábado se celebraba la "Festa della Madonna del Carmine". Imposible ignorarlo: hubo muchos preparativos, empezando por las dos horas de cantos y plegarias (amplificados a buen volumen) con que me estuvieron torturando, cada tarde, durante los diez días previos.

   Lo que nadie me había advertido es que esos benditos festejos comenzarían, literalmente, a las cero horas del sábado. Mi sueño fue bruscamente interrumpido por dos bombas de estruendo que me hicieron saltar de la cama. Tras las explosiones, un derroche de fuegos artificiales, durante unos quince minutos. Lo que habrán costado. ¿Los habrá garpado el Vaticano? 

   A las 7:38 de la mañana, más bombas de estruendo, para despertar a los herejes remolones (yo, claro, entre ellos). Las explosiones continuaron, a intervalos de media hora, durante toda la mañana, sembrando desconcierto en las pobres golondrinas. 

   Bajando hacia el mercado, me crucé con la procesión. La encabezaban los músicos que, supongo que por el esfuerzo de la subida, mantenían sus instrumentos en silencio. Tuve la oportunidad de escucharlos a la tardecita, en una glorieta levantada ad-hoc, frente a la Iglesia más céntrica (la Maddalena, la de la cúpula verde). Pero el sonido de esta banda se mezclaba con otro, que al principio me costó ubicar: provenía de un escenario montado un poco más abajo, en donde estaba probando sonido una cantante, acompañada por un grupo netamente rockero. Ya de vuelta en mi casa, pude escuchar parte de su show, que se prolongó... hasta la medianoche. 

   O sea: sábado 16 de julio, 24 horas de la Madonna